sábado, 13 de mayo de 2017

Metodología (II): La reconstrucción genealógica y el cruce de fuentes (2)




Árbol genealógico en la Ejecutoria de Juan Suárez de Figueroa vecino de Jerez. 1620. AHN.

Poco después de terminar la entrada Metodologia (II): La reconstrucción genealógica y el cruce de fuentes continué reconstruyendo la familia, en este caso los descendientes de doña María Méndez, hija de Pedro Hernández de Jaén. En teoría teniendo la rama de los mayorazgos de los hijos varones que terminaba, como sabemos, en los Fernández de Moya, tampoco era primordial reconstruir las familias de las hijas, sobre las que sus padres, en teoría, no fundaron mayorazgos. Grave error. Hay que reconstruir todas las ramas y veréis porqué.

De nuevo iniciamos la reconstrucción partiendo esta vez de doña María y su marido don Alonso de Quesada. Por el protocolo de Alcalá la Real de 1641 sabíamos de la existencia de un don Luis de Quesada Méndez primo hermano de don Francisco Méndez Villalfeide. Y por el testamento de don Juan Méndez de Pineda de 1668 sabíamos que el séptimo llamado a su mayorazgo era un tal don Alonso de Quesada Méndez hijo de doña María de Alfaro. Pues construimos la genealogia.


Al ver el catálogo de pleitos de la Chancilleria de Granada encontramos un tal Alonso Fausto de Quesada pleiteando en 1698 con el concejo de Alcalá la Real. Una búsqueda en Google y nos dirige a un libro de genealogía clásico "la Casa de Aguayo" donde aparece don Alonso Fausto de Quesada Narváez casado con doña Luisa de Pareja, hermana del I conde de la Camorra. Al añadir el Narváez a la búsqueda anterior Google nos lleva a doña María Úrsula de Quesada Narváez Molina en la base de datos genealógica Geneanet. Dicha entrada confeccionada por Alberto Martín Quirantes, reconstruye toda la familia Quesada hasta don Alonso Fausto –que casó cuatro veces sin tener sucesión– y sus hermanas, una de ellas llamada doña Ana Luisa mujer de don Francisco Antonio de Viedma. El árbol sigue con don Melchor Francisco de Viedma Quesada y su mujer doña Catalina Antonia Mazuelo padres de doña María Josefa de Viedma Mazuelo mujer de don Juan Francisco de Paula Pérez de Herrasti Ortega. Este último es un viejo conocido mío por ser el autor de una de las mejores obras genealógicas del siglo XVIII la "Historia de la Casa de Herrasti" cuya edición de 2007 tengo en mi casa. 

En su concido afán de minuciosidad Pérez de Herrasti había reconstruido la familia de su mujer, los Viedma. Y no solo ellos, también los Quesada. Y para mi sorpresa, en la página 208 se da la dote de doña María Méndez con don Alonso de Quesada y !!la referencia al testamento de Pedro Hernández de Jaén!!. Había consultado este libro hacía unos días para ver la descendencia de los Robles Fernández de Moya en Granada y unas páginas más tarde estaba el dato que llevo buscando desde el comienzo de mi investigación. Como en las buenas películas de detectives. La descendencia de los Pérez de Herrasti en Granada la conozco perfectamente, hay muchos descendientes que siguen viviendo en la actualidad, incluso tengo varios amigos, y, al menos uno es seguidor de este blog. !Qué pequeño es el mundo genealógico!.



Con las nuevas referencias de la dote de doña María Méndez y don Alonso de Quesada y especialmente del testamento mancomunado de Pedro Hernández de Jaén y doña María Ordóñez, así como varios testamentos de los Quesada, el próximo día en el Archivo Histórico Provincial de Jaén se adivinaba apasionante.

Sin embargo, en el archivo 2+2 no siempre es 4. Al buscar en las fichas el protocolo del escribano que contenía el testamento de Pedro Hernández de Jaén y que Pérez de Herrasti situaba en 1631 –una fecha que me pareció muy tardía desde el principio– quedaba claro que había un error pues el escribano dejaba de tener protocolos en 1623. Hay que recordar que la Casa de Herrasti se ha conservado como impreso y que el libro que manejo es una transcripcion del 2009. Los transcriptores, son seres humanos y no es difícil cambiar un número, especialmente si sobre él hay un rayajo o tachón o está escrito en una tipografía del XVIII. Otra opción es que los datos que recopiló Pérez de Herrasti estuvieran equivocados o incluso que él mismo no quisiera mostrar la ubicación real del testamento del antepasado de sus hijos.

Sea como fuere, opté por solicitar el legajo del citado escribano de 1613, esperando que Herrasti o su transcriptora hubieran trocado la cifra. Ni rastro del testamento. Al menos el legajo tenía índice, algo que facilita mucho la búsqueda de los documentos, siempre que el escribano sea más o menos exhaustivo con la indización, que no se cumple. Al menos encontré un interesante documento de doña María Méndez Marín mujer de don Juan de Castañeda, regidor de Santaella vendiendo a su primo hermano Cristóbal Méndez Zamorano el usufructo de unas viñas en Alcalá la Real. En él se hacia referencia –sin una gran certeza, eso si– al testamento de su padre Hernán Sánchez Méndez –que debe ser el hermano de Pedro Hernández de Jaén– y nombra al hermano de doña María, llamado Antonio Méndez Marín. Como véis casi siempre se encuentran cosas no buscándolas directamente. Pedí el legajo que citaba doña María para leer el testamento de su padre sin éxito.

Si no había tenido éxito con 1613 pensé en 1621, tal vez alguien confundió el 2 por el 3. De nuevo, un fiasco, pero había una escritura de los hermanos Méndez sobre la herencia de su padre, en torno a unos bienes aún sin repartir. Este documento refuta 1631, ya que Pedro Hernández había muerto antes de 1621, ¿acaso un año antes?. El hecho de que estuvieran sin partir sus bienes aún, me hace pensar que en el legajo siguiente podría encontrarme la interesante partición de herederos.

Aún me quedaba la dote de doña María Méndez y don Alonso de Quesada otorgada en Torredonjimeno. El año y el legajo existían pero en un estado deplorable. No se conservaban escrituras de los meses donde se suponía se había realizado la dote. De nuevo un callejón sin salida. Opté por mirar el testamento de su marido don Alonso de Quesada. Aquí si encontré el testamento pero con la tinta traspasada y prácticamente ilegible. Pese a todo fotografié el testamento; ya lo analizaría en otro momento.

Esta es la realidad del archivo. Los protocolos son documentos que tienen varios siglos de antiguedad y que han estado a merced de los escribanos, de inundaciones, incendios y guerras. Lo verdaderamente increible es que podamos contar, al menos en el caso de Jaén,  con la mayoría de ellos. En las zonas rurales del reino de Granada por ejemplo, podían encontrarse protocolos notariales tapando una tinaja de vino o sirviendo de puente improvisado sobre una acequia. Durante la guerra civil muchos protocolos terminaron reciclándose como papel higiénico o simplemente ardieron.

La investigación histórica no es un camino de rosas. A veces se puede avanzar rápidamente, pero la mayoría de las veces es un avance lento y discontinuo. Por cada línea de investigación pueden aparecer varias referencias que al final se quedan en nada. Y durante un tiempo la investigación se queda bloqueada...para reactivarse meses después con un descubrimiento fortuito. Esto es investigar, quién lo probó lo sabe.

No obstante podía estar contento de ampliar un poco el árbol de los Méndez, con la rama, al parecer extinta de Hernán Sánchez Méndez. Incluso tengo una hipótesis para la madre de los Méndez Márin: doña Batistina Marín, que fundó una memoria de misas que poseía en 1752 don Fausto Fernández de Moya Méndez.



Seguí retrocediendo en los protocolos de Rodríguez de Cebreros sin éxito, aunque algunos documentos fueron aportando información de interés. Doña Batistina Marín aparece como viuda de Hernán Sánchez Méndez, tal como suponía. Y hay un Juan Sánchez Méndez, seguramente hermano de nuestro protagonista casado con doña Leonor de Palencia.

Un documento me puso en la pista del testamento. En un protocolo aparecía Cristóbal Méndez Zamorano haciendo mención a que aceptaba el testamento de sus padres otorgado ante Juan Rodríguez de Cebreros y abierto ante Gregorio de Salido. Este último tenía solo dos protocolos entre 1601 y 1604 donde no encontré el testamento, pero si infinidad de documentos de los Méndez en facetas comerciales.

Con estas nuevas informaciones dudo que alguna vez encuentre el testamento de Pedro Hernández de Jaén y la verdad, quizás le estoy dando demasiada importancia. En la búsqueda he reconstruido sus cinco hijos y sus familias y, poco a poco, voy teniendo cada vez más información sobre sus bienes. Tal vez si lo encuentro no me aporte prácticamente nada nuevo. Tampoco creo que amplie demasiado  mis conocimientos sobre sus hermanos o padres. Hay pocos documentos cuya información no pueda ser suplida por lo que encontramos en otros. Testamentos, dotes, particiones, nos dan información rica pero unos complementan a otros, especialmente en lo relativo a la genealogía. Recordad que la familia es redundante a nivel genealógico.

Básicamente he reconstruido las líneas de cuatro de los cinco hijos de Pedro Hernández de Jaén. Paradójicamente la única que me queda por reconstruir es aquella que inició esta búsqueda, la linea de doña Catalina Ordóñez mujer de Alonso Díaz de Rojas. Esta rama vivió a caballo entre Alcalá la Real y Granada. Según el expediente del caballero de Santiago Francisco Castellano de Marquina  –o mejor de algún enemigo que envió la inoportuna carta sobre el origen judío del mercader– el caballero descendía de este matrimonio. De nuevo un pleito en la Chancilleria prometía esclarecer este asunto. Se trata de un litigio entre don Juan Méndez de Rojas y su pariente Gaspar López de Rojas en torno al nombramiento de candidatas para disfrutrar un patronato para casar doncellas fundado por Francisca López de Rojas.

Al consultar el pleito, el testamento de la fundadora y las alegaciones de los pleiteantes –no solo los citados sino bastantes primos y sobrinos de los anteriores– dibujan la rama de los López de Rojas.




Dentro de la documentación judicial de la España de la Edad Moderna los pleitos por mayorazgos y por el disfrute de patronatos y capellanías son los más ricos. No es raro encontrar partidas de bautismo, testamentos y dotes incorporados en los mismos con lo que reconstruir las familias es realmente sencillo.

En este caso, un único documento nos permite reconstruir gran cantidad de individuos de una misma familia, la mayoría de ellos aparecen por primera vez en esta investigación. Lo primero que me llama la atención es que, paradójicamente, los Castellano de Marquina parece que no descienden de Pedro Hernández de Jaén, por lo que la aquella carta decía la verdad a medias. Algunos López de Rojas  descienden de él, pero se limitan a los hijos de Alonso Díaz de Rojas y doña Catalina Ordóñez. La hermana del anterior doña Mencía López fue la que casó con el jurado Alonso Castellano, problablemente uno de los más importantes mercaderes de seda de la Granada de su época.

Pero no es la única sorpresa de este árbol. El hermano de Alonso, Gaspar López de Rojas había casado con doña Catalina Méndez Marín, prima hermana de doña Catalina Ordóñez, hija de Hernán Sánchez Méndez y doña Batistina Marín. Como vemos los nombres de pila, especialmente cuando son tan inusuales como Batistina, son un buen indicador de relaciones familiares. En este caso no hay espacio para la especulación, en el pleito se infoma que doña María Méndez Marín mujer de don Juan de Castañeda había alquilado casas a su cuñado Gaspar López de Rojas.

Continuará...

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