domingo, 19 de marzo de 2017

Diario de una investigación (VIII): Semana del 13 al 17 de Marzo





Vida, martirio...obra de don Antonio Terrones de Robles

El día 13 consulté el testamento de Antón Terrones, uno de los mercaderes de corambre de la Jaén de finales del siglo XVI. Conseguí la referencia del artículo de Rafael Galiano Puy sobre el doctor Francisco Terrones del Caño, obispo de Tuy y León, sobrino carnal del mercader. 


Gracias a este artículo he podido reconstruir buena parte de la familia Terrones y sorprenderme de que el mercader fue padre el historiador don Antonio Terrones de Robles, XXIV de Andújar y autor de la historia ciudadana más famosa de la citada ciudad. El historiador Terrones, que tiene su calle en Andújar, fue padre, junto con su sobrina de primos hermanos doña María Terrones de Villarreal –sobrina carnal del obispo– de doña Agustina de Terrones mujer de don Miguel Blas de Albarracín Isla, caballero de Calatrava. De esta pareja descienden los linajes Albarracín, Piédrola y Valenzuela de Andújar, y familias asociadas entre las que se encuentran los condes del Guadiana, marqueses del Cerro de la Cabeza y muchos títulos nobiliarios más.


El supuesto origen noble de la familia me crea algunas dudas. En el blog http://veracruzandujar.blogspot.com.es se aportan interesantes referencias al origen de los Terrones en Villafranca de Córdoba, a través de visitas del obispo y sus hermanos a la dicha localidad, de donde decían eran sus mayores. En mi opinión, el inventado origen en los Robles de León atiende al proceso de ennoblecimiento llevado a cabo por don Antonio Terrones de Robles, o por los hagiógrafos de su primo el obispo y sus intentos de ocultar su origen eminentemente pechero –si no judeonconverso– de sus ancestros. Curtidores, mercaderes de corambre, o de esclavos –Anton de Terrones parece que lo fue al final de su vida– no eran, sino todo lo contrario, las profesiones aceptables por la nobleza del XVII en la que los Terrones se integraron gracias a la influencia del obispo y el dinero del mercader. Este proceso económico y social ejemplifica como pocos, como en pocas generaciones cualquier linaje del pueblo llano podría alcanzar la nobleza si se daban una serie de condiciones como las que se dieron en este caso. ¿Este ascenso social espectacular fue común a todos los mercaderes de corambre?

Aproveché la excusa del estudio de los Terrones para tratar de buscar documentos sobre la jabonería de la que hablé en la entrada anterior.  Así, consulté dos escribanos de Andújar: Diego de Pareja y Juan de Molina. En el primero encontré al obispo Francisco de Terrones, entonces párroco de Pozuelo de Aravaca –hoy Pozuelo de Alarcón–apoderando a su padre para diversas actuaciones. En una de ellas se llega a nombrar a los padres de Antón, el mercader, llamados Francisco de Terrones y Catalina Ramírez Blanco –seguimos sin encontrar el Robles por ningún lado– abuelos paternos del obispo; en el segundo escribano encontré numerosos exámenes para ejercer variados oficios de artesanos: tintoreros, cereros, sastres, etc. En ninguno de los dos encontré al misterioso Cristóbal González de la Lobera ni noticias de la almona que regentaba en Andújar.

El día 14 localicé en un protocolo del escribano Melchor Gutiérrez –gracias a las fichas alfabéticas–  el testamento de Luis Albín, otro curtidor y mercader de corambre notable. Si de los Terrones tengo mis sospechas sobre su origen judío, en los Albín no hay duda alguna, pues este linaje fue procesado repetidamente por el santo oficio de la Inquisición por sus prácticas judaizantes como vemos en el artículo de Coronas Tejada


Más documentos en el mismo legajo sobre Luis de Albín  y su yerno el jurado Alonso de Córdova. Uno de ellos me resultó especialmente esclarecedor para el negocio del trato de la corambre. Ambos se asociaron en compañía para comprar 1240 pieles de cabrío –por valor de algo más de 1.000 ducados– que luego curtieron en una tenería de Jaén y vendieron a continuación a zapateros de la región. Este escribano va a ser fundamental para el estudio de una de las columnas del Santo Reino, el cuero.

El resto de la mañana la pasé encontrando mercaderes genoveses en la escribanía de Pedro Ruiz de Piédrola. La cantidad de hojas de espadas genovesas que los Escalla vendieron a espaderos del reino de Jaén bien merece un estudio pormenorizado. No le va la zaga las ventas de pastel lombardo de los Mayolo, que también pone de manifiesto la demanda de este tinte para la fabricación de los paños de la ciudad. Gracias a los genoveses, Jaén estaba perfectamente integrado den las grandes redes de comercio internacional.

El día 15 descubrí una posible nueva red comercial que llevaba a Jaén cueros de al otro lado del Atlántico, los llamados "cueros de Indias". Aquí el elemento clave fue el conquistador giennense Rodrigo de Contreras Biedma, alcalde de León en Nicaragua. De allí trajo 1100 "cueros vacunos al pelo" que vendió a curtidores y mercaderes locales –los Albín, Palma, Delgado, Martínez de Alcázar– por la friolera de 3.000 ducados. Está por demostrar si fue algo circunstancial o si el conquistador y su viuda, doña Inés de Berrio o su administrador Lope de Zamudio continuaron este lucrativo comercio tras la muerte del Contreras en 1576. Tenemos indicios que nos guían hacia esa dirección: en 1583 doña Inés mantenía contactos con mercaderes de León y villa y Puerto de Trinidad y Caxulta (Acajutla) (hoy en Nicaragua y El Salvador, respectivamente).






































Señalados con flechas villa  de Trinidad y León en la Audiencia de Guatemala. Amsterdam, 1671.

Cueros "locales", cueros de Indias, cueros de Irlanda, lomos de Fregenal, ya solo quedan los cueros de Berbería que se importaban por Cádiz y Málaga para completar el dibujo de la llegada de cueros a Jaén.

El día 16 empecé consultando el catastro de ensenada de Jaén. El día anterior había encontrado el testamento de un mercader de corambre, Miguel López de Alcaudete, que afirmaba “yo tengo a renta de los señores deán y cabildo de la iglesia de Jaén una tenería que está en la collación de la Magdalena linde con casa de Aguilar y casas de Cachiprieto por todos los días de mi vida".

Esta tenería en poder del cabildo de la catedral debía haber dejado un rastro documental en el cabildo de la catedral de Jaén. Hablé con Juan del Arco, director del AHPJ sobre el tema y me aconsejó estudiar los documentos del catastro de Ensenada.  Este censo de 1750-52 inventariaba todos los bienes de la época y cada archivo histórico provincial guarda una copia de la documentación de su provincia. Desgraciadamente entre los bienes del cabildo en la parroquia de la Magdalena no se encontraban las tenerías. 

Más tarde opté por investigar los años más tardíos del escribano Pedro Ruiz de Piédrola. En 1588 este escribano, años antes plagado de escrituras comerciales, deja de estarlo. ¿Hay crisis en Jaén? ¿La guerra con Inglaterra pasa factura a la ciudad y a Castilla? ¿Pueden estas ausencias de obligaciones e intercambios comerciales ser un indicador de una crisis económica? ¿Podemos enlazar la historia local con la historia política de España de manera directa? Muchas preguntas de difícil respuesta. Una única opción, seguir investigando los protocolos de Jaén.

Volví a los primeros años del periodo y de nuevo aparecieron los genoveses en este escribano. Más hojas de espadas de Génova, y van ya muchas, más pastel, papel etc. Unos de cientos de folios consultados más a los que añadir a mi investigación.

Por último decidí que había llegado el momento de analizar la prometedora compañía de los alumbres de Rodalquilar que ya cité en otra entrada.De paso ampliaba mi visión sobre el escribano Diego Gutiérrez Milán, que solo tiene protocolos anteriores a 1581. Viejos conocidos como Juan Núñez de Ayala o Antón Palma y Bernabé Martínez de Alcázar aparecían ante mis ojos. Estos últimos comprando 853 arrobas de zumaque –casi 10 toneladas– a un tal Bernabé de Aranda.

Efectivamente estaba el documento sobre los alumbres. Pone de manifiesto la importancia de otra figura mercantil giennense: Lorenzo de Tejerina. Este mercader además del citado producto tenía excelentes contactos en Córdoba. Se había hecho con el monopolio en Jaén de la venta de naipes cordobeses –una de las ciudades con la mayor producción de este producto de Castilla. Los naipes eran un lucrativo negocio pues la sociedad del siglo XVI estaba obsesionada con el juego. Grandes fortunas cambiaban de manos en el transcurso de las partidas de cartas.


Una baraja española del siglo XVI

Después del archivo comí en la cafetería del palacio de Villardompardo. Aproveché para visitar los Baños Árabes en la parte baja del palacio. Impresionantes. 



Me pregunto si los baños  del palacio en la Edad Moderna tuvieron otros usos. Sería un lugar ideal para la fabricación de jabón. Un lugar de suelos de mármol, ventilado con bóvedas que me recuerda mucho a la almona de Aleppo que puse en otra entrada. En otras estancias hay restos de piscinas pequeñas  y vasijas que recuerdan a las tenerías de Fez. ¿Qué uso se dio a este espacio cuando sus dueños eran los condes de Villardompardo? Dudo mucho que estuviera desocupado.

Por la tarde visité de nuevo el Archivo Diocesano de Jaén siguiendo otro consejo de Juan del Arco. Consulté unos libros que registraban las casas y bienes de la catedral y su cabildo. Desgraciadamente no encontré las tenerías citadas.  (No obstante, el viernes por la tarde, en las respuestas generales de ensenada –disponibles en la base PARES se hablan de “seis tenerías con su piedra para moler zumaque, la una de doña Inés de Quiroga que gana en arrendamiento 800 reales. Otra del vínculo que fundó Fernán Arias de Saavedra que produce en arrendamiento 600 reales. Otra de don Pedro de Teruel de la Maestra vecino de Villacarrillo que gana 500 reales. Otra de don Jerónimo Caballero 400. Otra del conde de Villardompardo 150 reales…y hay otra tenería propia de la capellanía que fundó don Luis Torres de Portugal”. Con estos nombres podré localizar la situación de las mismas estudiando los bienes recogidos en el catastro de ensenada. Espero hacerlo la semana que viene.)

El día 17 consulté dos nuevos escribanos. Gaspar de Torres y Juan de Morales. El primero apunta buenas maneras. Documentos de Antón Terrones comprando zumaque; Pedro de Cazorla arrendando un terrado para tender corambre; varios mercaderes como el jurado Pedro Vázquez, Antonio del Castillo, Bernabé de la Trinidad, Francisco Gutiérrez Guardia o Lázaro de Arquellada vendiendo sedas y paños. El segundo, Juan de Morales, es el escribano preferido de los Torres de Porgugal, condes de vilardompardo y otros miembros de la élite de Jaén, aunque también hay escrituras de curtidores y tintoreros. La documentación comienza a ser abrumadora!Veremos hasta dónde llegará mi investigación.

Aprovecho estas líneas para anunciar el seminario de la semana que viene en la Universidad de Jaén (Campus Las Lagunillas s/n). En él los profesores Delgado Barrado, López Arandía y yo mismo presentaremos nuestros proyectos de investigación del Instituto de Estudios Giennenses. Aquí os dejo el programa del seminario. Hasta la próxima entrada!






No hay comentarios:

Publicar un comentario